Vacaciones en Atenas (Febrero 2016)

Más vale tarde que nunca, hoy por fin me he decidido a ordenar la carpeta de fotos de nuestras vacaciones en Atenas. Mientras que yo estuve hace varios años con mis padres, para Sara fue la primera visita al país heleno.

Llevábamos años con ganas de ir a visitar la capital griega, y es que esas clases de Historia del Arte que dimos (hace ya bastantes años) en el instituto dejaron marca en nosotros.

Así pues, la semana del 14 al 19 de Febrero pasamos 5 relajantes días en Atenas.

Día 1 – Viaje y llegada

Nos pusimos en marcha al mediodía del 14 de febrero, en un EasyBus de camino al aeropuerto de Gatwick. Tras un vuelo de unas 3 horas y media llegamos al aeropuerto internacional de Atenas bien entrada la tarde, y a nuestro hotel, el Athinaikon, ya por la noche.

Tras la llegada al hotel salimos a hacer una primera inspección de la zona, en el barrio de Monastiraki, donde ya nos topamos con los monumentos que visitaríamos los próximos días iluminados con focos durante la noche. Al llegar de nuevo al hotel, nuestra primera reacción fue comprobar que todas nuestras pertenencias seguían con nosotros, y es que de noche el barrio se llena de gente rara de cojones: no faltan las de los clavelitos, los de las gafas de imitación… y la fauna local: se juntan 50 en mitad de la plaza a marcarse batallas de gallos en griego. Pues vaaaale tííío!

Día 2 – Acrópolis y explorando Atenas

A la mañana siguiente, y tras un buen desayuno, pusimos rumbo a la Acrópolis, donde se encuentra el majestuoso Partenón rodeado de varios otros monumentos históricos. La Acrópolis se encuentra en lo alto de un terreno elevado, por lo que hay que subir un buen trecho para llegar a ella.

Un poquito de historia no hace daño: la Acrópolis fue en su día el centro neurálgico de la vida pública en la Antigua Grecia. Tras siglos de asedios, conquistas, ocupaciones y dejadez en general, en el siglo XX apareció un movimiento por la conservación y restauración de sus monumentos históricos, que se ha ido desarrollando en varias fases. Parece que estas complicadas obras nunca paran, con el objetivo final de tratar de devolver a los milenarios edificios la majestuosidad que un día tuvieron.

Tras pasar la mañana en la Acrópolis nos dirigimos de nuevo a la parte baja de la ciudad, donde después de un descanso para comer nos pusimos a explorar las zonas que rodean la meseta de la Acrópolis. Poniendo rumbo a la estación de Metro de Acropoli, pasamos por un barrio de… pa que engañarnos, gente con pasta.

La ciudad está llena de ruinas antiguas, si le das una patada a una piedra aterrizará sobre algún monumento histórico. Caminando hacia el barrio de Plaka, el Templo de Zeus Olímpico (que sólo vimos de lejos) primero, y el Estadio Olímpico después, pasando por el camino al dado de ruinas «random» colocadas en mitad de rotondas o isletas en mitad de la calle.

Siguiendo el paseo llegamos a un parque enorme, que al parecer llaman Jardines Nacionales. Ahí encontramos el Zappio Megaro, un edificio moderno pero con estilo clásico, y que a día de hoy aún no sabemos para que sirve exactamente. Supongo que lo pusieron ahí porque podían. Los Jardines en sí son un oasis de silencio en el caos del centro de Atenas. A parte de regalar rincones de tranquilidad, hay también una especie de corral con cabras, conejos y aves varias. Paramos para descansar un rato… y para darles espaguetis crudos, que nos regaló un ateniense, a las cabras xD

Curiosamente, el parque lo habitan también tortugas de tierra salvajes… y enormes!

Al salir del parque nos encontramos de frente el Βουλή των Ελλήνων, Parlamento Griego, donde justamente estaba teniendo lugar el cambio de guardia. Pa’ otras cosas no, pero para soldados en trajes ridículos y haciendo el paripé sí que hay pasta jajaja

Justo en frente encontramos Syntagma Square, una plaza que resulta extrañamente familiar. De algún modo, y a decir verdad como casi toda la ciudad, todo tiene un estilo muy parecido a las ciudades españolas. Syntagma bien podría ser una hermana de nuestra Plaza de España en Palma.

Día 3 – Día de playa, Pireo y Faliro

Al día siguiente, y con ganas de ver el mediterráneo después de tantos meses, nos dirigimos en metro hacia el Pireo, el puerto de Atenas. El sol pegaba fuerte, así que antes de ponernos en marcha hacia la playa paramos a que nos sablaran 6€ por un tubito de crema solar. La playa quedaba bastante lejos del puerto, así que nos pusimos en su busca a pie y subiéndonos a algún tranvía que otro. Al final tuvimos nuestro día de playa, y ni la crema solar nos ahorró el quemazón del sol… de febrero! … que triste xD

La zona tiene su encanto, pero nos quedamos con la sensación de que no saben aprovechar sus costas. En lugar de un bonito paseo marítimo con tiendas y cafeterías para disfrutar las vistas (lo que te encontrarías en cualquier ciudad costera española) te encuentras frente a una enorme carretera de tres carriles en cada sentido que corta la costa de unos bloques de pisos enormes. Estos griegos no saben venderse. En uno de los pocos rincones medianamente turísticos que pudimos encontrar en la playa, decidimos quedarnos a disfrutar de la puesta de sol.

 

Comida

Un pequeño inciso para hablar de la comida griega. Lo típico de ir a un país es hincharse a platos típicos del lugar… pero que los lugareños rara vez comen. Cuantas veces a la semana come uno en España platos como Paella, Tortilla de Patatas, Frito Mallorquín, Fabada Asturiana o Pulpo a la Gallega? (lo que nos ha costao ponernos a pensar en comida típica española! Será que Londres nos está afectando… xD).

Pues bien, los griegos se hinchan día sí y día también a su plato estrella, el Gyros (versión griega del Doner Kebab), en como mucho dos o tres variantes que van desde comerlo empanado «a lo doner«, emplatado con algo de arroz y patatas o ensartado en pinchitos «a lo kebab«. Tal vez la diferencia más notable es que estos sí lo hacen de cerdo! Coño, si hasta el Mc Donald’s tiene su propia versión del Gyros: el Greek Mac! jajaja

Por otra parte, y yo que pensaba que no hay quien supere a los londinenses, los griegos son totalmente adictos a la cafeína!

Me encantaría hablaros de algo más de la gastronomía griega, pero a parte de estos platos extrañamente parecidos a los que nos serviría el kebab de la esquina en nuestro barrio (NOTA: no le digas esto a un griego JAMÁS xD), no se me ocurre nada más que comentar. Riquísimo todo! Pero de verdad comerán esto TODOS los días?

Día 4 – Agora Romana y paseo por las colinas Pnyx y Filopappos

Tras una noche de combates a muerte con un ejército de mosquitos dispuestos a no dejarnos dormir, nos pusimos en marcha hacia el Agora Romana, el centro de comercio y de la actividad pública durante la ocupación romana. El complejo es enorme, y en gran parte quedan sólo las ruinas de lo que un día fue. Las mejor conservadas (las que aún tienen forma de edificio), las del Hefestion o Templo de Hefesto.

Justo al otro lado del complejo se alza la Stoa de Attalos. El edificio original fue destruido en la antigüedad por tribus invasoras, pero en 1953 unos americanos con pasta decidieron levantar una copia exacta (con materiales modernos) de como se suponía era en la antigüedad. El interior sirve como museo de objetos antiguos encontrados en la zona (esculturas, armas, monedas, vasijas…).

Otra pausa para comer, y nos fuimos a hacer una pequeña visita al teatro de Apollo, a los pies de la Acrópolis.

Para rematar el día, decidimos hacernos el antiguo paseo hacia las colinas de Pnyx y Filopoppos, donde se supone tuvieron lugar las primeras reuniones de los atenienses como pueblo democrático. Hoy en día se encuentra ahí el observatorio de astronomía, además de unas relajantes vistas de la ciudad desde lo alto de la colina.

 

Día 5 – Subida al Monte Lycabeto. De compras por Ermou. 

Al quinto día decidimos, por recomendación de la recepcionista del hotel, subir al Monte Lycabethos, un monte de unos 300m que se eleva en mitad de la ciudad, coronado por un monasterio. Durante la subida por el bosque en un día muuuuy caluroso (venir a Grecia en febrero es la mejor decisión que podríamos haber tomado), nos encontramos una de las tortugas de tierra subiendo por el camino de escaleras, con dos cojones! jaja Al llegar arriba, y tras meternos un litro de agua cada uno, unas vistas espectaculares en 360º de la ciudad.

Por la tarde, de tiendas por Ermou, la calle más comercial de Atenas, y que de nuevo parece dejarte en mitad de la calle de una ciudad española; bien podría haber sido la C/ San Miguel o Jaime II de Palma… si no fuera por los carteles en griego!

Y hablando de parecidos. Los griegos son EXACTAMENTE IGUALES a nosotros, físicamente, y me aventuraría a decir que también son mentalmente inestables como nosotros. Los mismos gritos de un lado a otro de la calle, el mismo lenguaje corporal… si hasta el acento se parece! Más de una vez tuvimos una extraña sensación que sólo puede describirse como «no tengo ni puta idea de lo que me estás diciendo, pero lo estoy entendiendo todo!«.

Mi padre nos daría aquí su charla sobre «la forma y el fondo» jajaja

Sexto y último día – Pasando las últimas horas en la playa

Tras una semana de relajantes vacaciones llegaban nuestras últimas horas en la capital griega. Nuestro avión salía del aeropuerto internacional de Atenas sobre las 4 de la tarde, así que decidimos pasar la última mañana a orillas de nuestro querido Mar Mediterráneo, preparándonos para volver a las frías orillas del Támesis londinense.

Y que le voy a hacer si yoooo, nací en el Mediterraaaaaaaneeeeeeoooo! 🎵

Y hasta aquí nuestro pequeño paso por Atenas. Gracias por seguir nuestras aventuras!

2 opiniones en “Vacaciones en Atenas (Febrero 2016)”

  1. Me ha encantado la descripción!! Por un momento pensaba que estaba por las calles de Grecia!! Redactas muy claro y sencillo!! Podrías dedicarte a escriure!! Besos❤️😘

    1. Gracias😁 La idea de la página es que viváis un poco de lo que vivimos nosotros cada día. Un beso grande, nos vemos muy pronto! 😘😊

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